El mundo es realmente un lugar mágico, y si existe algo que lo hace verdaderamente mágico, eso es las cuatro estaciones de la naturaleza.
Nuestro planeta tiene un equilibro natural que surge de la posición en que este se encuentra respecto del Sol, la estrella que brinda energía a todo nuestro sistema solar. Kepler fue quien descubrió parte de esto al proponer que la órbita de todos los planetas respecto del Sol eran elípticas y no circulares. La distancia del Sol influye en el clima en medida, otro detalle es la inclinación que tiene la Tierra respecto de este astro, la cual es dispar, entonces en ciertas etapas del tiempo varían muchos las superficies del planeta que se ven iluminadas directamente por el Sol. Este desfajase con lo que consideramos el eje central del ecuador, hace que las regiones del sur más iluminadas sientan el verano y así el norte el frió y tiempo después el efecto contrario. La distancia de la órbita elíptica habla de veranos más intensos e inviernos más fríos, así mismo todas las demás variables posibles.
En este sentido, la primavera aparece en una región cuando la Tierra comienza a tener mejor perspectiva del Sol, el punto máximo de alineación es el verano, las plantas notablemente distinguen la creciente de luz solar por lo que se comienzan a preparar para recibir toda esa energía. Es lo que percibimos como el follaje de primavera, uno de los acontecimientos naturales más hermosos del mundo y que durante miles de años mantiene despertando la fascinación de la humanidad.
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jueves, 13 de octubre de 2016
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