Todas las personas se ven movidas por deseos, estos son inherentes a toda actividad humana, nadie escapa a desear, tampoco a las necesidades, igualmente ambas dos son cosas muy distintas. Lo real es que el deseo esta movido por una necesidad pero no es tan determinante. El cumplir ese deseo siempre genera una ilusión, cuando todo se comprueba en la realidad el espíritu goza de mucho placer.
Cuando un deseo no se cumple surge la decepción, esto es algo realmente muy especial, que sin dudas influye notablemente en todo estado de animo. La decepción puede ser un pensamiento propio respecto de algo que esperábamos en la vida o puede ser también a partir de una acción de otra persona, es real que muchas veces en la vida vamos a recibir una decepción a partir de otra persona.
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jueves, 19 de enero de 2017
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