La religión del cristianismo propiamente como la conocemos hoy, constituida con reconocimiento de autoridades y de otros tipos de elementos simbólicos oficiales, nace en el siglo II d. C. Docientos años después de la muerte de Cristo, el profeta que acento las bases de la doctrina desde su propia experiencia de vida. Hasta este punto, la fe era solo un modo de vida que estaba ejemplificado en el enorme sacrificio de Cristo. Pero docientos años después, en una intención política de organizar el imperio romano, el emperador Constantino reconoce a la fe cristiana como una institución dentro de sus tierras, con una serie de lideres y con una ley propia, registrada en la Biblia un libro que el mismo termino de confeccionar. Estas dos autoridades regirían el destino de la iglesia cristiana durante los dos mil años siguientes, para bien o para mal.
Por otro lado el legado de Cristo en el mundo es ineludible, fue un mensaje de puro amor como muy pocas otras personas han logrado enviar. Su vida hoy se reconoce con significativa trascendencia, más allá de que se pueden probar como verídicos muchas de sus lecciones, toda su vida fue un mensaje de paz y amor para las personas no solo de su época sino también de las venideras. Es en esta hermosa virtud que dejo un legado que no muchos quieren cumplir pero que todos en el fondo saben que es la manera correcta de obrar frente a las distintas situaciones que nos presenta la vida.
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