Parece algo tan sencillo, pero son justamente esas cosas simples las que hacen nuestras vidas mejores.
Hay una historia que cuenta sobre Juan, un empleado de una distribuidora de carne. Un día por accidente quedo encerrado en un refrigerador. Ya era tarde así que ya casi todos sus compañeros se habían marchado así que por más que golpeo fuerte, nadie lo escucho.
Después de algunas horas, Juan ya se encontraba muy mal, pero un guardia de seguridad abrió la puerta y lo encontró. Dijo que se había dado cuenta que Juan no estaba porque en los 35 años que trabajo en la empresa, él era el único que lo saludaba y se despedía por las tardes, y ese día solo había escuchado el “hola” de la mañana, pero sabía que no Juan no se había ido todavía porque le faltaba el “hasta mañana”.
son hermosas imágenes y los mensajes
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