Todos en la vida nos vemos, de formas directas o menos directas, espectadores o actores, involucrados en la lucha por una enfermedad, esta vivencia es siempre un aprendizaje, en donde entendemos el valor de la vida y las fuerzas que existen para ser eternos guerreros. No existe enfermedad que nos permita rendirnos y que no nos invite al desafió de luchar, ya cuando decidimos encarar la situación de esa manera hemos vencido, no importa el desenlace.
Las mejores formas de alentar a un enfermo es con la presencia, con la compania, con amor y con buen humor, de nada sirve estar sumándole cada vez más preocupaciones, lo real es que también hay que darle los espacios adecuados para descansar y evitar que el tedio se convierta en fatiga.
Publicidad
jueves, 8 de diciembre de 2016
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario