En la infancia todas esas experiencias que logran tener un valor emocional trascienden para con el resto de la vida, lo que de chico no nos gusta es muy probable que de grande nos guste menos, y también sucede lo mismo con las cosas que nos gustan y nos hacen bien. Todo eso es un fuerte material anímico que se va llenado de significados el resto de nuestra vida.



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