Es que al igual que la belleza, la sabiduría es realmente una virtud para con las personas, que por un lado tiene muchos beneficios, como lo puede ser el descubrir realmente el camino que es propio de nuestro destino, algo que es completamente evidente para los sabios, pero también, el poder solucionar las cosas siempre desde una perspectiva muy tranquila y con una seguridad notable, muchas veces anticipándose a la secuencia de problemas y evitando muchos de ellos antes de que ocurran realmente.
Pero a su vez, la virtud de la sabiduría trae consigo un bagaje de emociones que no están tan buenas. Que son parte de la amplitud de panorama que es capas de ver. Porque el sabio entiende los males del mundo más allá de su vida, puede ver que es lo que afecta a los demás, esos monstruos sociales inmensos que tal vez no lo afectan a él, pero que si son el pesar de miles de personas. Esta visión grande, esta sabia empatia, trae mucha tristeza al alma del sabio que también comprende que se necesita mucho más de lo que esta a su alcance para cambiar todo eso.
Lo propio de un sabio es intentar trasformar aquello que ve mal, sabiendo que su intento muy probablemente sea un fracaso pero que sera el primer escalón hacia el cambio y que puede que muchos otros vean el gesto y se animen a continuar el legado, hasta llegue alguien con la capacidad de ser exitoso en la enmienda.
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