La infancia es realmente una etapa constitutiva del ser, no solo en el sentido de las principales funciones superiores del cerebro y el equilibro mental del razonamiento. Emocionalmente existen también un serie de factores que harán ancla y posteriormente determinaran muchas de las actitudes que tenemos para con la vida. Es en la infancia que se almacenan una serie de recuerdos determinantes y como ya dijimos verdaderamente constitutivos de la persona y el ser de la misma.
Muy importante es la calidad de la etapa de la infancia, muchas personas con infancias duras pero con momentos que valen la pena rescatar han encontrado la fuerza de superación única, esa que te lleva directo a lo más alto. En ese caso no son las malas vivencias las que pesan sino las buenas las que hacen todo liviano. Por otro lado existen personas con infancias duras que recaen en una vida de constantes errores y en conflico eterno con el medio social.
Por el otro lado también existen personas con buenas infancias y destinos impensados, pasa mucho también por el valor que las personas le pueden dar a las cosas, y la capacidad de apreciar aquello sencillo que es al final lo que realmente vale la pena.
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